viernes, 9 de octubre de 2020

Cuatro

Los Apuntes del Mal

 

Capítulo 2: Una Revelacion tras varios actos de Herejía

 

“La Humanidad, desde que tomó conciencia de su propia identidad, ha tratado de manifestar, de forma gráfica, la idealización de su fracaso como especie, sea en representaciones icónicas, plasmadas en las paredes de enormes y ocultas cavernas primigenias con policromías basadas en el rojo de la sangre sacrificial, o bien transformando la piedra y convirtiéndola, imitando a sus dioses, en figuras tridimensionales, donde la abrasión del arma-herramienta sobre la materia bien pudiera simbolizar el ansia de recrear belleza y maldad, dolor y hermosura, por medio del sometimiento y la violencia…

Dios pudo haber creado así al Primer Hombre…

De ese modo, podemos soñar con creer que todos los males y desgracias acaecidos desde el primer nacimiento sobre la especie humana, pudieran ser cargados sobre las espaldas de aquellas representaciones, esas hermosas y terribles estatuas, o las formidables pinturas de animales en una multitud de poses gráciles y bellamente idealizadas…

…con el único fin de desembarazarnos de nuestros pecados e infamias cometidos desde los días del Edén…

“Quizá entonces nosotros fuimos los responsables de crear a Dios…

De hecho, concebimos, en diversos estadios de nuestro conocimiento y aprendizaje, un panteón plagado de figuras semejantes a nosotros, pero idealizadas con el marchamo de la representación de nuestro Creador…

Hemos soñado con Dios, le hemos dado forma, más allá del barro primigenio, convirtiendo la arcilla en molde, transformando los minerales de la propia Tierra para imaginarlo de mil millones de formas y materias diferentes: mármol, granito, bronce, hierro, acero, terracota, vidrio, papel, tejidos…

Incluso hemos convertido elementos primarios que una vez soportaron músculos, fibras y órganos vivientes para representar a Dios; el hueso de animales fabulosos ha servido a los Hombres, y sus hijos, para darles calor y alimento, fuerza y el vigor requeridos para soportar las adversidades que diariamente proponía el Creador para que sus Hijos medrasen y sometieran la Tierra…

Usamos el hueso, la carne y la piel para vestirnos, guarecernos, fabricar vestidos y herramientas para mejorar la caza, que siempre fue nuestro sustento, veneramos a Dios grabándolo con otras herramientas en su superficie, lo utilizamos como talismán ante el miedo a la dureza de la vida, a la lacra de las enfermedades que condenaban a una muerte prematura a cualquiera de los hijos, guardando en el interior de nuestros cerebros las preguntas terribles que aún no conseguíamos relacionar como ideas..

Hemos soportado durante millones de años el aprendizaje inacabable de vivir en la Tierra, pero jamás hemos conseguido arrancar una palabra del Verbo que una vez nos dio nuestra vida…”

 

De hombres y Dioses

“Et meditanda viri Dei” Manuscrito Uno

 

 

 

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