Tres

Los Apuntes del Mal

 

Capítulo 1: Descubrimiento

 

El texto que se reproduce a continuación lo encontré en una antigua revista encuadernada a mano, acompañando a cientos de artículos que no tenían (aparentemente) nada que ver entre sí..

Cientos de páginas de diferentes texturas de papel conformaban un tomo grueso y de un tamaño algo más grande que las cuartillas de toda la vida..

Descubrí varios de aquellos tomos juntos en un batiburrillo de objetos desordenados y apelotonados en una suerte de hornacina cuasi oculta entre un pilar y la esquina del muro interior de una antigua vaquería..

Mi primer pensamiento al descubrir aquel agujero en un sitio tan inusual fue de desagrado y desconcierto: ambas sensaciones de manera simultánea..

¿Qué sentido tenía ubicar una hornacina similar a las que se ven en muchas iglesias, pero en el suelo?

¿Quíen pondría en un almacén, un habitáculo para los animales, entre la paja y el forraje, y los excrementos de las bestias, una diminuta hornacina en forma de concha, y en su base, un agujero mal excavado y de hechura chapucera, donde descansaban, liados en un trapo viejo, varios libros manufacturados artesanalmente?

 

Estuve junto a mi descubrimiento tanto tiempo, que perdí la noción de todo lo demás..

Hasta que alguien se acordó de mi existencia y vino a buscarme..

Cogí tres de aquellos extraños volúmenes, escogidos de entre el resto tras una rápida elección: la mayoría recogían noticias de sociedad, páginas y más páginas de anuncios dibujados según la moda de finales del siglo XX..

Una novela por entregas de piratas, con ilustraciones a media página, pero de la que apenas podían completarse algo más de tres capítulos, otra casi completa, al parecer, pero sin garantías, y varios escritos similares al descrito en este capítulo..

 

La persona que vino a buscarme me apremiaba: nos íbamos en pocos minutos, y aquello no me pertenecía, así que, hecha la elección, porté mi tesoro bajo el brazo con la esperanza de que los propietarios del lugar no fijasen demasiado su atención en mi “descubrimiento”..

 

Tuve algo de suerte, durante algún tiempo pude dedicarle atención exclusiva a leer con detenimiento aquellos tres volúmenes.. con el consiguiente desencanto al descubrir varias cosas:

El noventa y cinco por ciento de la totalidad solo reflejaba lo que ya me temía:

Compromisos matrimoniales de gente de alto standing, cenas y comilonas de gente importante pero de la que no tenía ni puñetera idea..

Anuncios de escaso interés, salvo para los nostálgicos de lo que hoy se conoce como “gusto por lo vintage”..

Los relatos, incompletos ambos, para mi frustración y pesar..

Y unas cuantas páginas de lo que he denominado “salmodias”, escritas, supuestamente a mano, con algún tipo de tinta aguada o desleída, en un papel viejo, amarillento y de distinta hechura a los demás..

 

 

 

Mi natural propensión a buscar explicaciones y razonamientos ilógicamente

“ esotéricas” no me ha abandonado nunca y, por aquel entonces, en vez de dedicarme, como los demás chicos de mi edad, a perseguir mozas, atrapar lagartijas, o participar en cruentas escaramuzas denominadas “Safíos” contra otras pandillas, en un lugar determinado del barrio, donde más del ochenta y siete por ciento de los participantes devenían con chichones y moratones producidos por la proyección de gruesos guijarros, cuando no algún navajazo superficial, (para asustar, nada más) mi dedicación, como reitero, estaba dirigida a la investigación de libros, revistas y publicaciones que cayeran en mis manos, de carácter relacionado con la magia blanca, la negra, el avistamiento de objetos voladores (o no) sin identificar, y sucesos acaecidos en épocas pretéritas..

 

Así que no perdí la esperanza en descubrir claves ocultas de civilizaciones desaparecidas, mitos con la añoranza de ser convertidos en una realidad palpable, Atlántidas múltiples que esperaban, bajo el manto de océanos, ser descubiertas, de nuevo, por un chaval aficionado a la lectura, los tebeos y la fantasía..

 

Sumergirse en la Historia, (así, con mayúsculas) a pulmón, sin reservas de oxígeno, y solo confiando en que tener una biblioteca de pseudoconocimientos comprados por fascículos, de una editorial de las de entonces, donde publicaciones de fenómenos paranormales mostraban su absoluta falta de rigor científico aprovechando la magnanimidad y la fe del lector complacido ante titulares de espectacularidad aplastante, es, más o menos, parecido a lo que ocurre actualmente con una gran minoría de “phoneadictos” a las “rapidnews” que bombardean la visual y las neuronas de unos cuantos miles de millones de esos seres que se observan en estos días, con la vista clavada literalmente en la potente pantalla multicolor de sus aparatitos de ultimísima generación, y contestando a la velocidad de la luz, y a dos manos, (o dedos) al torrente de conversaciones simultáneas que les acompañan, en redes sociales creadas exprofeso para que ell@s, no perciban en algún momento lo solos que están, o estamos..

 

Sumergirse pues, sigue siendo una aventura, no exenta de peligro ante la expectativa de que, mientras descendemos, seremos conscientes de que podremos perder la perspectiva del punto de partida con respecto a donde nos encontramos en el “ahora” y el “aquí” , al mismo tiempo que nuestro movimiento hacia esa zona desconocida y cada vez más oscura, nos advierte que necesitamos luz para romper el velo de la Tiniebla..

 

Si algun@ cree que profundizar en la Historia no pinta tan dramático como intenta explicar este siervo de la Curiosidad, es que no ha entendido que la Historia es tan terrible como la capacidad del ser humano para repetirla, una y otra, y otra vez, a lo largo de todo nuestro periplo en este planeta..

Recordad si no, el Holocausto, el auge del Nazismo, dos guerra mundiales, e infinidad de múltiples conflictos bélicos a lo largo y ancho de cada rincón habitado por seres humanos en este planeta.. y durante un extenso período continuado del Tiempo, siempre a partir de nuestra aparición como especie.. hasta hoy..

 

Desde las pistas de aterrizaje de Nazca hasta las Piedras antediluvianas de Ica, desde los sempiternos “Moai” de la isla de Pascua hasta contemplar  la hermosa representación de Dios insuflando vida al Primer Hombre, al lado de Michelángelo Buonarroti..

Sumergirnos, de nuevo, en los Cenotes sagrados, inundar nuestros sentidos con el espeluznante aroma ferroso de la sangre en el interior de las pirámides aztecas, sobrevolar sin ayuda de oxígeno los Canales de Marte, en medio de tormentas inimaginables, descifrar los enigmas de la Esfinge de Gizah, palpar los sillares sumergidos de la Atlántida, bajo el Mar Mediterráneo, en Las Azores, conducir el carro del tonante Aquileos en el asedio de Troya, participar en los viajes de Odiseo, su encuentro con Polifemo, navegar frente a la Isla de las Sirenas y la angustia de no poder escapar a su atroz canto, o los temibles Scilla y Caribdis, el Viaje a las Profundidades en un artilugio llamado “Nautilus” con el lúgubre sonido de un gran órgano tubular como fondo, mientras recorremos los metálicos pasillos, a la espera de poder arribar a una Isla Misteriosa, compartir el viaje del Beagle junto a un joven y  desconocido aventurero interesado por asignar un “Origen” a las especies que pueblan este mundo,

El descubrimiento de una de las más hermosas formas de concebir un lenguaje, por medio de símbolos, bellamente dibujados por profesionales especializados en la piedra y el papiro, penetrar en antros primigenios diseñados por mentes humanas donde antiguos monarcas envilecidos por el poder enviaban a doncellas y efebos para ser ofrendados como tributo y apaciguar así la lujuria de un monstruo con cabeza de toro, conducidos únicamente por un ovillo de interminable hilo como presente esperanzador por una princesa.. posteriormente abandonada por un olvido imperdonable..

Acompañar a Jasón en su viaje buscando una piel de carnero que se utilizaba para atrapar el oro de los ríos entre los intrincados rizos de su lana, suspendido entre las ramas de un árbol como el símbolo del poder real..

Asistir a la destrucción de un demonio capaz de transformar en piedra a los mortales con su sola mirada..

 

 Son solo algunas de las maravillas que nuestra imaginación puede transmutar, al igual que los alquimistas trasmutaban el plomo en aúreo metal, algunas brujas hacían volar a muchachas desnudas sobre el lomo de una humilde escoba con la inestimable ayuda de determinados hongos, y muchos y muy honorables congéneres han contribuído a que la palabra, que describe actos, situaciones, que crea momentos imaginarios o imaginados, que plantea la existencia de miríadas de mundos diferentes, que da la vida al engaño, a la mentira, al heroismo, y en definitiva, a la existencia del Hombre, pueda convertirse, a su vez, en ideograma, en uno o en varios símbolos, que, al unirse, den lugar a una Historia que, por supuesto, deberá ser narrada..

 

Así que mi vida continuó por aquellos derroteros tranquilos e insulsos donde un muchacho con tanta energía por derrochar se dedicaba, hora sí y hora también, a leer, a “investigar”;  con “intermezzos” hacia disciplinas más o menos artísticas, donde compaginar dibujos e ilustraciones se volvían “imprescindibles”, para unir ambos relatos..

 

Naturalmente, el transcurso del tiempo acabó por devolverme a la realidad..

El cansancio, en ocasiones; el hartazgo de la dedicación casi obsesiva durante demasiadas horas;  la prisa por comenzar sin ser capaz de estructurar absolutamente nada decente; y al final, el movimiento natural del planeta, el paso absoluto del día a la noche, de un día tras otro metiéndome en la cama con la amarga sensación de que no estaba haciendo NADA..

Por fin lo dejé:

Los domingos, a determinada hora en la que el crepúsculo asoma por encima de los rayos moribundos y sin fuerza, anunciándonos la llegada de la Noche, la Oscuridad, la Tiniebla, amplificados por miserables farolas especulares que trasmiten la amplitud de la Negrura al filo de su aureola pálida y eléctrica, cuando desde mi habitación escuchaba los sonidos, las carreras y gritos de los chiquillos en la calle, ultimando desesperadamente sus espúreos juegos, las llamadas de sus desesperantes matronas, es cuando se avecinaba la inexorabilidad del final del día, y el consiguiente desencanto ante la proximidad de una nueva jornada, una semana más, para comenzar con la continuidad de la rutina laboral (a Dios gracias) y aquella vocecilla interior que te vuelve a responder, lunes tras lunes, que los sueños acaban, que las fantasías mueren cada noche, dando paso al terror de la incertidumbre del desenlace de tu vida ( y la mía)..

La cena, en ocasiones, suele tener el efecto de un bálsamo, a pesar del abuso de salsas y fritangas..

Aquel domingo representaba el final de otro maravilloso proyecto inacabado (en mi vida ha habido demasiados) y tras la ingesta de un delicioso plato atiborrado de patatas fritas con sendos huevos fritos y algunos filetillos de lomo como acompañamiento, algo más de media barra de pan, un flan y, como colofón, algo menos del final de la barra de pan sobrante, volví a mi cuarto, desechando la invitación a ver alguna película de las que solíamos ver aquella época, cuando la televisión solo ofertaba 2 cadenas como alternativa al final aburrido de un fin de semana, en un pequeño barrio del extrarradio

en una ciudad de desarrollo lento, sin imaginación, sin perspectivas de búsqueda de creatividad, donde la información llegaba tarde, mal y nunca, como se solía decir “antiguamente”..

Subí con resignada actitud aquella estructura que creía parecerse a una escalera, pero que nunca acabó de ser un proyecto mal planificado y peor elaborado, que conducía desde el salón y la cocina, respectivamente, hacia un pequeño patio estrecho donde se ubicaba el principio escalonado de la “escalera imaginada”..

Desde allí hacia la puerta de mi rincón, mi hermoso “sanctasantórum”, flanqueados por el muro que soportaba la estructura superior, los encastres de acero en subida, los escalones de madera sucia, con los conchones del barniz cuarteado como si un furibundo patán los hubiera acuchillado con terrible y desaforada rabia.. La puñetera magia volvía a asomar por encima: el cielo negro, y las estrellas.. Una figura trapezoidal enmarcada por azotea, paredes, muros de ladrillo desnudo, sin acabar, pero delineando un marco de oscuridad cuajado de destellos lumínicos..

Una puerta?

Abrí la cerradura de mi puerta de realidad, siempre encajada y reseca por la exposición a la intemperie, pero conseguí mover el cerrojo interior al tercer intento; Entré con los ojos cerrados y moviendo la mano derecha en la dirección acostumbrada buscando el interruptor..

Seguía allí, en el mismo lugar, y gracias a ello encendí, de nuevo, la lámpara central que pendía de un techo precario y con una preciosa y grácil grieta en la escayola, cicatriz a estilógrafo marcada por los asentamientos y dilataciones comunes a toda vivienda..

Volví a vislumbrar aquellos tres volúmenes, con sus tapas de cartón forrado que pretendió, algún día, simular una cubierta de piel..

Ya había realizado, la noche anterior, un acto consumado y asumido de herejía hacia una publicación que, por mala que me pareciese, fuese merecedora de tal acción:

Pero se había producido un punto de ruptura (quien dice que aquello no fuese la inducción determinante) que precipitó aquella reacción..

El lunes pasado, mi hermana, con gran tristeza reflejada en el rostro, y marcada pose melodramática (en exceso, según mi criterio) me había comunicado que los dueños de aquellas joyas literarias, habiéndose apercibido de su desaparición y habiéndolos echado en falta, habiéndose sentido alarmados en extremo, se sentían obligados a reclamar la totalidad de los libros sustraídos (alguien les habría dicho quíen lo habría hecho) y el único sitio donde reclamarlos era mi casa y, por ende, a mis padres, la reclamación se produjo en términos bastante serios, pero con educación y formalidad..

La inmediatez de la devolución era requerimiento principal e ineludible para que, antes de finalizar esa semana, los tres volúmenes fuesen trasladados a casa de sus dueños..

Y así se hizo..

Tenía una última oportunidad de discernir algo que llevaba casi mes y medio intentando descubrir..

Descartada la posibilidad de procurarme copias fotocopiadas (aquellos tres libros juntaban un ingente número de páginas y aquello exigía un excesivo gasto y un trabajo formidable, imposible de conseguir en el plazo de 5 días) y sinceramente, sopesada la finalidad de todo ese trabajo, y en vista del ruinoso éxito obtenido, podía irse a la mierda toda aquella labor..

Así que se me ocurrió cometer aquel último acto herético:

¡Arranqué, una a una, y con extrema precaución y cuidados, aquellas láminas de arrugado y avejentado papel amarillento, que para mí aún significaban algo que merecía la pena conservar, y quizá más adelante, estudiar!

Ya puestos en faena, y acabada aquella mutilación, continué con la sustracción de aquellos relatos añadidos e inacabados en cuanto a su encuadernación..

Sabía que nunca me sería posible completar la búsqueda del resto de  aquellas publicaciones, puesto que daba por imposible acceder, de nuevo, a la ubicación de aquella hornacina..

Por tanto, supuse que, al menos, me sentía merecedor y depositario de aquel tesoro que nadie había querido, o sabido apreciar durante demasiados años..

De las dudas y temores que me asaltaban durante la ejecución de la infame tarea, las más recurrentes y cercanas era la vergüenza que suponía que el descubrimiento de los libros mutilados me hiciese merecedor de una queja del dueño y la consiguiente bronca por parte de mi padre, justa y merecida, sin duda, pero más dolorosa por la puesta en duda de la honorabilidad de mi padre al tener que responder por mí y dar excusas, y eso me suponía una carga extra y cierto pesar porque, aunque mi progenitor estuviera considerado en los círculos familiares como una persona rígida y adusta en la educación de sus hijos, sus principios al respecto de la moral y la honradez eran intachables y de muy alta consideración entre sus conocidos, amigos, familia y vecindario en general..

Al término de mi labor de secuestro de datos ajenos, repasé con celo y de manera disciplinada que las marcas de mi “trabajo” estuviesen suficientemente disimuladas al final de cada margen de página, donde las costuras del cosido central no dejasen rastro de papel junto al cordaje..

Otra de aquellas dudas más o menos razonables que me ayudaban a centrarme en la tarea era una pregunta que me hacía, una y otra vez:

¿Quién y por qué guardó u ocultó aquellos libros en aquel sitio tan poco recomendable?

¿Vosotr@s creéis en las corazonadas?

¿En el Destino, así, con mayúsculas?

¿Y en el Mal?

¿Creéis en el Mal?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Dios creó a sus hijos, para formar con ellos un ejército y conquistar de nuevo las Tierras Baldías.
Convertidas por la Serpiente, tiempo atrás, en páramos agostados, y eriales de desolación, el Creador decidió poner fin al reinado de la Maldad y el Pecado.
Para ello trajo a este Mundo a los Seraphines, y  ellos, con la ayuda de la Primera Mujer, gestaron a los Nephilym, los Gigantes Primigenios, convirtiendo la Tierra en un increíble vergel, un nuevo Paraíso, donde sus descendientes medrasen bajo la mirada complacida de Iaheová.
Los Nephilym, engendrados con el amor y la fe del Padre Creador de toda vida, asumieron con infinita alegría e iluminada firmeza, la imponente misión que el Creador les encomendase y, guiados por el primero de los Seraph, el primogénito del Padre Celestial, se dispersaron por el planeta..
Pero antes, el Creador de toda vida debía limpiar, purificar y preparar la Tierra para la nueva cosecha, y, para ello, decidió invocar a las Tormentas y Maelstrons para agitar los cimientos del Mundo, derramando sobre la superficie de las Tierras Baldías miríadas de gigantescas y descomunales olas..
Los Siete mares descollaron, unos sobre otros, arrojándose como el martillo de un Titán encolerizado sobre la repugnante escoria subhumana que aún pululaba sobre la faz del Mundo condenado por Dios, anegando eriales y convirtiendo lodazales putrefactos de miseria en purificados y cristalinos territorios oceánicos..

El Mundo estaba, de nuevo, listo para recibir a los enviados del Señor, y, por fin, los Nephilym, comenzaran su labor..”

 

Salmodia de la Purga, Manuscrito I

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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